jueves, 4 de febrero de 2010

¿Caerá esa breva?


La próxima semana se producirá un encuentro entre Marruecos y el Frente Polisario. Otro encuentro más cuyo desenlace es ya bien conocido. No es pesimismo, sino más bien tradición. Se fijará la fecha para una reunión en la que ambas partes dejarán bien claro cuál es su postura, por si alguien las ha olvidado. En medio, la ONU, representada por su enviado especial para este conflicto, Cristopher Ross.

Ross lleva poco más de un año en el cargo y durante este periodo no ha sido él precisamente el que ha logrado avances, si es que se puede llamar así. Ya dijimos que la protesta de Aminatu Haidar en forma de huelga de hambre merecería la pena, fuese cual fuese el desenlace. Nada ha cambiado para los miles de refugiados que viven en los campos de Argelia, ni tampoco para los saharauis que viven atados de pies, manos y boca en territorio marroquí. Pero la opinión pública sabe que una mujer estuvo a punto de morir en un aeropuerto español por negarse a identificarse con una nacionalidad que no es la suya. Ante este acontecimiento solo se escuchó la voz de quienes apoyaban a Haidar y la del gobierno de Marruecos, firme en su postura. Y también la de aquellos que en realidad no decían nada.


La ONU fue una de las instituciones que guardó su particular silencio. Todo parece indicar que en la reanudación del diálogo seguirá igual, aunque ellos aseguren que Ross ha conseguido grandes avances en las gestiones. No se sabe cuáles. El caso es que los saharauis de El Aaiún quieren la autonomía, el Frente Polisario un referéndum que la posibilite y Marruecos el mantenimiento de su dominio sobre este territorio. Parece realmente complicado que el diálogo pueda limar asperezas y mucho menos derribar los muros, tanto físicos como imaginarios, que existen en el noroeste de África.

Ya días antes de la, para mí, absurda reunión, Marruecos muestra su firmeza. "Un día, lo más cercano posible, la otra parte comprenderá que es de su interés y del interés de todo el mundo hacer avanzar el proceso de negociación". Parece evidente que quienes tienen que ceder, según el portavoz del gobierno marroquí, son los otros, entendiendo o simplemente acatando la decisión que ya tomaron ellos en 1975. En tres años ya han celebrado cuatro reuniones como la que pretenden llevar a cabo muy pronto. En todas ellas el resultado ha sido negativo, más bien nulo, porque ambas partes se levantaron de la mesa igual que se habían sentado. Sólo que Marruecos no tiene nada que perder: el territorio es “suyo” y la comunidad internacional guarda silencio sin atreverse a cuestionarlo.


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