jueves, 6 de mayo de 2010

Papa, ¡llama!


No somos nadie. No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. La verdad es que estas expresiones son demasiados dramáticas para el tema que voy a tratar hoy, pero en cierto modo podríamos aplicarla a quienes no pueden vivir si él: el teléfono móvil.



Como dice la canción de Los Ronaldos, “no hay maneera”. Antiguamente, cuando sólo existía una compañía telefónica, no había tantos problemas. Sí, también se aprovechaban de la nula competencia en el sector para fijar precios a su antojo sin tener miedo a que otros los bajasen. Tampoco llegaba la señal a cualquier rincón como ocurre ahora. Los pastores de azul,de rojo y de orange luchan para llevarnos a todos a sus respectivos rediles. Y lo consiguen, con mayor o menor astucia. Descuentos, terminales gratuitos, tarifas muy rentables...todo vale para ligarse a los usuarios. Pero, amigo, a veces la lían parda. Como quien escribe sus dramas personales en un diario sin candado, aquí estoy yo sentaica, indigná y sin móvil.

Estamos muy mal acostumbrados. Para dar un sustento a mi explicación voy a aportar datos. Si algo recuerdo de mi etapa de estudiante es cómo buscar en el INE y seleccionar exclusivamente lo que me interesa saber. He descubierto que hay gente astuta que no necesita un teléfono móvil en su vida diaria y se evitan problemas y apagones. Los de ciudad tienen más peligro de caer en el mal hacer de los naranjas, por poner un ejemplo. Hasta el 95% de los habitantes de las grandes urbes y las capitales de provincia en general utilizan habitualmente un aparato de esos, con teclas, sin teclas, con tapa, sin tapa, con acceso a redes sociales o sin él. Sin embargo en las poblaciones de menos de 10.000 habitantes existe más de un 10% de personas que se libran de ellos y de sus consecuencias. No usan, y por tanto no lo echan de menos. Es lo que tiene.

Lo bueno es que, durante unos días, se ahorra. Vuelves a comunicarte como antes, como en la época de Pedro y Heidi, casi a silbidos. Y esperas la llegada de Papá Noel con cajas naranjas en el saco. Sin embargo, habrá que esperar unos días, como cuando no tienes más remedio que confiar en los Reyes Magos ante la tacañería del señor de rojo.


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**Me fui sin avisar y dejé El Batiente abandonado. Cospedal se quedó al frente, por si no tenía suficiente con lo suyo. Ahora vienen otros pocos días sin salir al fresco. Y aquí dejo un vídeo musical muy especial. Tiene que ver con el cine, aunque de primeras no lo parezca. Sólo hay que ir a una sala de cine a ver a “los feos” y comprobar que, si antes no os gustaba esta canción, ahora sí porque se escucha de otra manera.