miércoles, 2 de diciembre de 2009

Niño con etiqueta


Cuando tenga veinte años y su peso esté dentro de lo normal seguirá siendo el mismo. Incluso cuando tenga cuarenta puede que alguien que se lo cruce por la calle diga: mira, ¿ese no es el niño obeso de Orense?


Queda claro que para reconocer el tema del que nos están hablando, en los medios de comunicación tienen que ponerle alguna etiqueta. Lo malo es que puede ser muy complicado eliminarla, no sólo porque todo el mundo lo conoce a través de ella, sino porque él mismo la acabará asumiendo, si es que no lo ha hecho ya. Esta mañana en televisión una psicóloga ha hablado de cómo puede afectarle a un niño de 10 años la repercusión mediática de su caso. Lo lee en la prensa, ve continuamente a sus padres en televisión, escucha cómo se especula durante semanas sobre su paradero.


No se sabe cómo vivirá el niño con ese calificativo. Aunque ahora mismo me viene una opción a la cabeza, porque puede aprovecharse muy bien de él. Dentro de unos años incluso podría utilizar su popularidad para ganar dinero y aún más reconocimiento. Ya lo veremos.


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**Ya dije que en este país sobran jueces, y buena muestra de ello es lo que le han hecho a Diego Pastrana, acusado de maltratar, abusar sexualmente y causar la muerte de la hija de su novia, Aitana. Los médicos aseguraron que las lesiones que presentaba la pequeña eran propias de maltratos, la policía denunció estos abusos asumiendo que había sido él el culpable y el juez tampoco se ocupó de comprobarlo hasta que el informe forense demostró que la niña murió a causa de un golpe en la cabeza por una caída. En los medios de comunicación también se ha estado apoyando de forma indirecta la culpabilidad de Diego desde el mismo momento en el que Aitana ingresó en el hospital.


Alguien debería compensar a ese hombre por haberle acusado con tanta convicción. Aunque, ¿qué tipo de indemnización subsana el hecho de haber estado en el ojo del huracán sin merecerlo?


martes, 1 de diciembre de 2009

Juntarse está de moda


Últimamente los cantantes se llevan muy bien entre sí; parece que no hay ninguna competencia en el mercado musical y que el éxito aumenta cuantas más voces se mezclen.


La mayor parte de las canciones que han tenido más repercusión en los últimos meses las han cantado entre dos solistas o entre grupos. Me empecé a dar cuenta de esta tendencia en verano, cuando conocí la canción “Que nadie”, de Manuel Carrasco, cantada por él mismo junto a Malú. Y entonces me vino a la cabeza lo que meses antes habían hecho Carlos Baute y Marta Sánchez con “Colgando en tus manos”. Ésta ha sido una de las mejores canciones del año, sin duda, y quizá si el venezolano la hubiera grabado solamente en solitario, como hizo inicialmente, no habría sido número uno en todos los países en los que esta canción se ha presentado.



Unir voces sirve también para que los cantantes crucen fronteras. Amaia Montero va a Italia y Tiziano Ferro vuelve a sonar en nuestro país con “El regalo más grande”. La Quinta Estación regresa a su punto de partida, Latinoamérica, cantando “Recuérdame” con Marc Anthony, que de paso recuerda que sigue en este mundillo. Y lo mismo ocurre con el grupo Nena Daconte al colaborar con Coti en la canción “Perdóname”.


Por supuesto, sin salir de España también se pueden ver y escuchar numerosas colaboraciones. El ya mencionado Manuel Carrasco está que lo tira como compositor y también le ha cedido un tema a Pastora Soler, “Esta vez quiero ser yo”. Ella lo interpreta en solitario pero, ¿cómo no lo va a grabar también con él? Otro ejemplo es el de Joaquín Sabina, que tiene nuevo disco y cuenta con colaboraciones, como la de Pereza en su primer single, "Tiramisú de limón". Pero no sólo se juntan cantantes, sino también se unen éstos con actores y personajes famosos del mundo de la televisión y del espectáculo en general, sobre todo para solidarizarse con buenas causas. El disco X1FIN, de apoyo al Sáhara Occidental, es una de las últimas iniciativas en las que se han visto dúos casi inimaginables. Macaco reúne a lo mejor de la música y el cine en el videoclip de “Moving” y Huecco hace lo propio en su particular lucha contra la violencia de género con “Se acabaron las lágrimas”.




Podríamos seguir párrafos y párrafos recordando otros dúos importantes. Incluso seguro que yo me dejaría muchos en el tintero. La conclusión es que no se sabe muy bien si existe tan buen rollo en la industria musical o es que, en los tiempos que corren, es mejor compartir el éxito que no tenerlo.