martes, 7 de febrero de 2012

Me cae mal Europa



De la misma forma que actúan los padres con los hijos (algunos padres) así se está comportando Europa con sus miembros. Hay que darle explicaciones de todo aquello que vamos a hacer y justificar con razones de peso lo que ya hemos hecho, sobre todo si el resultado no es bueno y las consecuencias afectan a nuestros hermanos. Es demasiado fuerte el control que se pretende ejercer sobre los gobiernos nacionales y parecen inescrutables los caminos a seguir que van asfaltando a su antojo mamá y papá, también llamados Merkel y Sarkozy.


Alemania es la hermana lista, la que todo lo sabe y a la que hasta ahora nada le ha ido mal (en las últimas décadas, sobra decir) Hacia sus empresas se están marchando los trabajadores que en otros países no pueden desarrollar sus cualidades por culpa de mandatarios más torpes en su labor de dirigir un país. Son como esos hermanos que hasta ahora han seguido esa filosofía de “vivir de los padres hasta que se pueda vivir de los hijos”; lo malo es que no han sabido administrar sus bienes y su poder para dejar bien llano el camino. Así que ahora tienen que enfrentarse a dos cosas: por un lado, dar las explicaciones pertinentes a los padres y, por otro, ver cómo su prole prefiere la sabiduría de los abuelos como motor de su propio crecimiento.

¡Qué gran familia es nuestro continente! Igual que a pequeña escala nos reunimos los domingos alrededor de la mesa, nuestros jefecitos van de cumbre en cumbre. Se dan la mano, se besan, hablan en corrillos en el idioma universal que, al contrario de lo que pasaba hace unos años con el inglés, ahora es la crisis; todos se entienden. Y al final, para exponer al mundo las repetitivas y escasas conclusiones de sus quedadas, ahí aparecen ellos en sus atriles, Merkel y Sarkozy, Sarkozy y Merkel, Merkozy, Sarkel, mamá y papá. “España tiene que apretarse más el cinturón y acelerar sus reformas” así como el mediano de los hijos debe ahorrar y aprobar la carrera cuanto antes.



A mí me cae mal Europa. Me cae mal Merkel. Me cae mal Sarkozy. El Euro me cae regular, sobre todo cuando voy a llenar el depósito del coche. No me gusta que metan prisa a un país para realizar reformas que pueden o no solucionar un poco este caos dependiendo de si se hacen con buena o mala letra. Tampoco me sienta muy bien ver cómo esos presidentes del Gobierno que llevan por bandera la austeridad viajan a su particular comida familiar de los domingos sin saltarse una, con todos los gastos que ello supone. Los recortes en cumbres aún no han llegado, ni van a llegar, porque somos europeos. El día que mamá y papá expliquen algún acuerdo trascendental para nuestro presente y nuestro futuro entonces, sólo entonces, podrá cambiar mi opinión y la de mucha gente más sobre esta gran familia.