El mejor portero de balonmano de los últimos tiempos dice hasta luego. David Barrufet ha anunciado esta mañana que abandona las canchas y, por tanto, ya no defenderá más la portería del Barça. Los lanzadores de siete metros respirarán algo más tranquilos.
Lo bueno es que no dice adiós. Un camiseta con el dorsal 16,el suyo, colgará a partir del próximo mes de junio en el Palau Blaugrana como homenaje a este gran jugador. 23 años de dedicación a su equipo y un total de 71 títulos a sus espaldas no merecen menos. Además, puede seguir formando parte del club catalán si se integra en su staff. Si alguien conoce bien la esencia de este equipo y de este deporte, ese es él. Ha visto a muchos compañeros vestir la camiseta azulgrana delante de su posición, protegiendo su portería en la línea de seis metros. Desde Urdangarín y Demetrio Lozano hasta Iker Romero y Rutenka, todos han depositado gran parte de su confianza en ese jugador de amarillo que tenían a sus espaldas.
En la actualidad el Barcelona tiene un gran competidor, el BM Ciudad Real, que en los últimos años ha frenado en gran medida el dominio absoluto que tenía en la Liga Asobal y en Europa. Aún así, sigue siendo un equipo de los grandes. Barrufet ha aportado mucho a ese encumbramiento y la afición blaugrana siempre se lo reconocerá. Por eso se ha despedido entre lágrimas y por eso va a jugar los partidos que le quedan con la misma ilusión que en aquellos en los que empezó a para balones. Pero no sólo se trata de la unión emocional entre Barrufet y Barcelona, no sólo es cuestión de “colores”. El aficionado al balonmano, sea de la ciudad condal, de Ciudad Real o de León, lo recordará también como el que fue nombrado mejor portero del mundo en dos ocasiones, y eso no lo consigue cualquiera.
Todos los títulos, todos los reconocimientos individuales y colectivos y todo el cariño del deporte en general, por cosas como estas:
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