A los inmigrantes negros que viven o visitan Torrejón de Ardoz, en Madrid, ya no les extraña. Cuando deciden salir por la noche saben dónde pueden ir y dónde no. Sí, vivimos en el año 2010 y aún hay lugares a los que no pueden acceder quienes vienen de fuera simplemente por eso, por no ser españoles.
Ahora bien, no se puede escuchar solamente a uno de los dos bandos participantes en la absurda guerra del racismo. En el periódico que he mencionado incurren en este error al querer destacar solamente las malas prácticas que realizan en Torrejón. La localidad está salpicada por la polémica de los empadronamientos a inmigrantes y sacar a la luz las malas artes de algunos de sus ciudadanos con aquéllos es fácil y políticamente productivo. También es cierto que los medios de comunicación de la otra parte harían tres cuartos de lo mismo si el municipio fuese del PSOE y estuviera sometido a críticas. Es triste, pero se trata de hurgar.
Aquí no obtenemos ningún beneficio poniéndonos de uno u otro lado y por eso debemos escuchar lo que tienen que decir quienes viven esta situación en primera persona. Internet lo pone fácil y solamente hay que buscar opiniones en un foro local. Al parecer, y según la opinión de una ciudadana de Torrejón, los carteles de “Prohibida la entrada a blancos” también existen. Aseguran que no todos los inmigrantes son iguales pero que en su pueblo la delincuencia está a la orden del día. Con un ambiente tan tenso en el día a día lo más fácil es mirar para otro lado y pensar que la culpa la tiene el otro. Y si es de otra raza y se puede hacer piña para darle de lado, mejor, ¿no? ¡Ojo!, que parece que ocurre así en ambos frentes de la contienda.
Era mi intención hablar del racismo hacía los inmigrantes pero no del que éstos procesan contra los españoles. Estrategia defensiva, puede ser. Pero estrategia repugnante y destructiva, eso está claro.
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