martes, 15 de diciembre de 2009

Domingo de urnas y lunes de reunión


La brillante nieve lo ha tapado todo, incluso otros hechos noticiosos que de no haber sido por el temporal habrían adquirido mucha más relevancia informativa. Hoy continuamos de ruta por España, como si Labordeta hubiera vuelto a colgarse la mochila a la espalda, viendo a través de las pantallas de la televisión y el ordenador los blancos paisajes.


Poco a poco nos han ido contando más cosas de la actualidad, como el resultado de la consulta por la independencia de Cataluña en algunos municipios de esa región. El “sí” arrasó al obtener más del 97% de los votos, pero la cuestión es que éstos fueron escasos. En total, entre las 167 localidades en las que se organizó, la participación ni tan siquiera llegó al 30%. Y los independentistas aseguran que se produjo un triunfo rotundo del soberanismo, que el pueblo catalán ha decidido qué es lo que quiere para su nación. Pero eso en realidad no es así. Claro que triunfó el voto positivo, pero si miramos el contexto quizá no debería dársele la importancia que los organizadores desean. Y creo que así ha sido. Poca trascendencia informativa y aún menos política. Las elecciones sirven para que el pueblo alce la voz de forma democrática, pero en este caso la gran mayoría de los catalanes llamados a las urnas han decidido callarse o dar su opinión de puertas para dentro, en sus casas, protegiéndose de la ola de frío siberiana que tanto ha eclipsado los intereses de los más nacionalistas.


Y con todo el jaleo de atascos, colegios cerrados y estampas navideñas detrás de todas las esquinas, ayer tampoco se le hizo mucho caso al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que se reunía con los presidentes autonómicos para intentar llegar a un acuerdo sobre la política de empleo en España. Sinceramente, no sé para que hicieron esa quedada. Se sabía de antemano que nohabría consenso, ni en este asunto, ni en ningún otro. ¿Cree Zapatero que los presidentes pertenecientes al PP van a apoyar alguna de sus propuestas? ¿Cree tan sólo que van a plantearse hacerlo? Claro que no. Si así fuera, ¿qué gracia tendría ser del principal partido de la oposición y hasta dónde descendería el prestigio de Mariano Rajoy? Bajaría más que las temperaturas en los últimos días; mucho más. Aguirre, Feijóo y compañía sabían cuál era su papel, y lo hicieron bien. Compartieron mantel con el Rey y el Príncipe y dejaron claro que en este país el consenso es una utopía. Para eso están.


No hay comentarios:

Publicar un comentario