martes, 10 de noviembre de 2009

“Estaba borracho y no recuerdo lo que hice”


Conducir bajo los efectos del alcohol u otras drogas es un peligro para la propia persona y todos aquellos que se crucen en su camino. Llegar a casa con esos mismos síntomas y, además, tener un poco de mala uva, hace que todo el riesgo se vuelque sobre otras personas que convivan con ese individuo o individua. Sin embargo el castigo para cada uno de estos casos es bien distinto. O al menos, lo era hasta ahora.


En muchos de los juicios por delitos de violencia de género el presunto culpable se suele excusar en su estado de embriaguez en el momento del maltrato. Eso les suele ayudar y es la principal arma de los abogados de la defensa. El próximo martes día 17 la Comisión de Igualdad puede concluir con un documento que cambie esta “costumbre”, pasando de ser un atenuante a ser un agravante del delito cometido. Es decir, las penas aumentarán si el culpable comete la agresión tras haber consumido drogas. Hoy se ha planteado en el Congreso de los Diputados, y en tan sólo una semana puede hacerse realidad.


Por supuesto, puede surgir el debate. No quiero mostrar ni un ápice de compasión por quienes asesinan a sus parejas, pero sí cubrir todas las posibilidades. Y es que es cierto que, en algunos casos, estar drogado puede afectar completamente la conducta de una persona que en otras circunstancias no cometería el crimen. Con esto no justifico que sea un atenuante, sino que considero necesario realizar un estudio físico y psicológico detallado de cada presunto culpable para conocer hasta qué punto el consumo de la droga condicionó los hechos.


Sea cual sea el resultado de la votación definitiva, sería un gran paso que no se pudieran reducir o incluso eliminar las penas con sólo una frase bien dicha.


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