lunes, 13 de diciembre de 2010

Venga, ¡va!


Fumadores: es el momento
. Es hora de hacer realidad ese objetivo que en tantas y tantas ocasiones os habéis planteado pero que en la mayoría de ellas ni habéis intentado. Es hora de pensarse más de dos veces si comprar o no otra cajetilla de tabacoHa aumentado su precio y aumentan también las restricciones a su consumo. Venga, ¡va! Que los que estamos al lado lo agradeceremos. Y vosotros, a la larga, también.

Todos sabemos que a partir del día 2 de enero no se podrá fumar en lugares públicos cerrados, accesos a hospitales ni zonas de ocio infantil. ¡Qué gusto! Será un placer estar en un bar y poder respirar con la boca abierta de par en par sin miedo al ahogamiento instantáneo. De día y, sobre todo, durante la noche, que es cuando más gente se aglutina y, por tanto, cuando más tabaco se consume. Y los ojos....¡qué alivio marcharse de un sitio porque estés cansado o porque tus padres te han puesto hora en lugar de porque tus ojos van a acabar desgastados de tanto restregarlos! Y qué decir del factor “olor de ropa y pelo”... Algunos menos importantes que otros pero, al fin y al cabo, son puntos a tener en cuenta a partir del inicio del 2011. Todos notaremos la diferencia.



 
No hay que olvidar el rechazo de la mayor parte del sector de la hostelería a esta medida. Dicen que perderán clientes o, al menos, la cantidad de consumiciones que éstos harán serán menores por la necesidad de salir a la calle a fumar. Seguramente sea así pero los beneficios de esta Ley Antitabaco compensan, y mucho. Que un camarero no fume no quiere decir que esté libre de sufrir los daños del tabaco. Es más, unos mil mueren al año por estar expuestos al humo de los clientes, según un estudio de UGT y CCOO. Si a eso le añadimos la cifra de 50.000 fumadores que también fallecen cada 365 días... Puede que la nueva ley no rebaje el número de muertes entre los que consumen. Eso depende de ellos. Pero sí ayudará a reducir o, con suerte, eliminar el de fallecidos entre los no fumadores.

La subida del precio de las cajetillas puede ser otro aliciente para dejar de comprarlas; y más en esta época en la que cada euro gastado innecesariamente da vueltas en nuestra cabeza buscando una posible mejor inversión. Hablando claro, debería remorderos la conciencia introducir esa cantidad de dinero en una máquina con un objetivo: arruinarse los pulmones. Sí, es la misma historia de siempre, pero es la más real. Poco efectiva hasta ahora si tenemos delante las cifras de fallecidos. En la calle se seguirá fumando y, por tanto, no llegará el momento en el que ese fatídico número llegue a cero. Pero si yo no fumo no tengo por qué ser un número en una lista publicada a final de año. Ni mi ropa y mi pelo tienen por qué oler a humo sin necesidad. Venga, ¡va!

1 comentario:

  1. Estoy contigo Pi, viva el olor a limpo del pelo y la ropa de los fines de semana!!!!!, bueno, claro, olerán a limpio si de verdad están limpios, je je

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