miércoles, 28 de abril de 2010

Más listos que el hambre


Hay ocasiones en las que diez valen lo mismo que once. Y si hubiesen sido nueve la diferencia habría sido mínima. La remontada no ha sido posible, pero es que en semifinales el nivel sí es muy alto. Si el rival llega al segundo partido con ventaja y es italiano, no valen Messis ni Xavis ni todopoderosos Piqués. Ni un solo tragaluz en el muro blanco en el que se ha convertido el Inter.

Desde el inicio del partido el planteamiento ha sido el mismo: defender hasta con los utilleros si es necesario. Con la expulsión de Motta cuando quedaban más de 60 minutos no se podían arriesgar a dejar huecos y las dos líneas traseras se han convertido prácticamente en una. Y porque no se les ha ocurrido darse de la mano con su portero para ponerse todos bajo los palos... Lo dicho, más listos que el hambre. Porque en calidad de juego y dominio de los 180 minutos no han ganado, pero en inteligencia sí. Solamente en el partido de ida en Italia presionaron para desactivar a los cerebros blaugranas. Hoy nada. Hasta Eto’o ha tapado huecos como nunca. El camerunés sí llegará al campo del Real Madrid para intentar materializar allí las oportunidades que en Barcelona no ha tenido.

El 22 de mayo volverán al Bernabéu otros maltratados por el club blanco, además de Eto’o. Sneijder y Robben se fueron con la espina clavada de no ganar títulos y de no recibir el cariño que sí les están dando en Milán y en Munich, respectivamente. Sus sustitutos tampoco han servido para pasar de octavos. Por eso estarán tan felices de jugar la final allí como lo hubieran estado algunos jugadores del Barça.


Ninguna de las iniciativas tomadas a lo largo de la última semana en la Ciudad Condal ha dado resultado. Gente había, mucha. Bufandas, banderas y gritos también. Pero la campaña mediática no iba a empujar el balón al fondo de la portería rival. Disparos a puerta con peligro ha habido pocos. El que ha supuesto el gol de la victoria para los de Guardiola ha sido la culminación de una gran jugada personal de un delantero improvisado: Piqué. El defensa ha abierto el único hueco del partido. Después, unos minutos de locura con gol anulado por una mano anterior al disparo. Había esperanza pero el pitido final y los 100 metros lisos que ha hecho Mourinho para concluir su circo saludando a su afición han dado el pellizco necesario. Es verdad; han ganado los listos.

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