viernes, 9 de abril de 2010

Sin sentarse nos levantamos


La semana no ha dado para más. ¡Con el buen tiempo que hace y sólo nos hemos salido una vez al fresco! Y, además, ahora vienen unos días de ausencia absoluta. Como ya dije el viaje es esta vez bien distinto al habitual. No cogeremos el coche y la maleta para ir donde todos los viernes o sábados, no. El medio de transporte será otro y el destino, uno totalmente diferente: Praga.

He decidido esperar a que se pase todo el barullo por la visita del presidente de Estados Unidos a la capital de la República Checha para ir yo. Junto a Medvédev, presidente de Rusia, Obama firmó ayer el mayor pacto de desarme nuclear en dos décadas. Ahora viajo mucho más tranquila. Ironías aparte, habría sido interesante que ambas visitas coincidieran para medir de cerca el nivel de popularidad que tiene Obama en Europa. El caso es que la agenda del actual inquilino de la Casa Blanca y la mía no tenían el mismo hueco reservado para viajar a la ciudad checa.

Como dije la última vez, esta semana estaba cargada de cosas por hacer y la verdad es que el balance no es nada malo. Pensando más en junio que en los próximos días he sacado algún rato para saber un poco dónde voy a ir. De esa búsqueda por Internet tengo una muy clara conclusión: si no cruzo el Puente de Carlos es para matarme. Con un arma nuclear, por tonta. Pero Praga no sólo tiene puentes, sino también un sinfín de plazas, edificios y recónditos lugares que por pequeños no dejan de ser interesantes. Habrá que visitar todos los que nos recomienden y aquellos que descubramos por nosotras mismas. Y eso es quizá lo mejor. Allí estaremos en familia, recordando otros momentos de unión menos turísticos, más campestres, pero no por ello menos divertidos.

Este viaje supone, claro está, no ir a Villafranca. Y eso no ocurría desde hacía mucho tiempo; ni me acuerdo de cuál fue el último fin de semana que falté por aquellas tierras. Siempre se echa de menos, aunque parezca una tontería. Esta vez un poco más. Pero son sólo unos días y a la vuelta tendremos mucho que contar, mucho que recordar. Y habrá que enseñar la foto en el Puente de Carlos, por supuesto. Si puede ser, aquí también la veremos, sentaicos en el batiente.

El jueves regresaremos a España, aunque no aseguro que eso suponga volver a escribir ese mismo día. Y al siguiente, viernes.....¡Ya veremos! Pero esto no se queda así, tan vacío. Un poco de música vendrá bien para mantener animado este rinconcito. Concretamente hay una canción que ha marcado el ritmo durante el invierno y aún sigue entre nosotros. Han hecho falta aclaraciones sobre lo que dice pero aunque sea sin entender bien la letra nos gusta.


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